La Extraordinaria Dualidad de Nostradamus: Profecías y Medicina Renacentista

Nostradamus, un nombre que resuena en la mente de muchas personas por sus misteriosas profecías que continúan siendo best sellers en todo el mundo. Sin embargo, detrás de su fama como vidente, se encuentra un aspecto menos conocido de su vida: Nostradamus también era un médico inusual para su época. Un médico que desafiaba las convenciones médicas de su tiempo y tenía creencias poco convencionales.

En una época en la que las sanguijuelas eran una herramienta común en la práctica médica, Nostradamus rechaza esta práctica. Él no creía en el uso de sanguijuelas para tratar enfermedades. En cambio, aboga por un enfoque más sencillo y natural para la medicina. Su enfoque consistía en recetar aire y agua: aire para ventilar y agua para limpiar.

Nostradamus entendía que la suciedad y la falta de higiene podían ser el caldo de cultivo para enfermedades y plagas. Creía en la importancia de mantener un ambiente limpio y saludable para prevenir la propagación de enfermedades. En una época en la que el conocimiento sobre la higiene era limitado, sus consejos eran revolucionarios.

Sin embargo, Nostradamus se encontraba en una época en la que la relación entre el agua y la religión cristiana era complicada. En la Europa cristiana, el agua tenía una reputación ambivalente. Si bien se usaba en el bautismo como un símbolo de purificación espiritual, el baño regular se evitaba en gran medida. La razón detrás de esto residía en la creencia de que el baño proporcionaba placer físico y podía conducir al pecado.

La desconfianza hacia el baño se extendió aún más en la época de la Inquisición. Bañarse con frecuencia se consideraba una prueba de herejía de Mahoma, lo que llevó a la represión del baño regular en muchas comunidades cristianas. Incluso en la España donde el cristianismo se convirtió en la religión predominante, se tomaron medidas drásticas para erradicar los baños públicos que los musulmanes habían dejado, ya que se consideraban fuentes de perdición.

Esta actitud extendida hacia la higiene personal también se reflejaba en la vida de la realeza. Pocos reyes y reinas se aventuraban en bañarse regularmente. En lugar de baños, se recurre a perfumes y fragancias para ocultar los olores corporales. Un ejemplo emblemático es el Rey Sol de Francia, que gobernó durante más de seis décadas y se bañó solo una vez entre 1647 y 1711. Esta única vez que se bañó fue por recomendación médica, lo que demuestra la aversión generalizada hacia el agua en esa época.

Así, Nostradamus emergió como una figura singular en su época al abogar por la higiene y la limpieza como medidas preventivas contra enfermedades. A pesar de su reputación como vidente, su enfoque médico innovador merece ser reconocido como un aspecto importante de su legado. Su énfasis en el aire limpio y el agua como elementos esenciales para la salud nos recuerda que, incluso en un período de ignorancia y superstición, hubo visionarios que abrazaron ideas avanzadas sobre la medicina y la higiene.

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