La Evolución de la Infancia en Inglaterra: De la Negligencia a la Protección

En el siglo XIX, Flora Tristán observó en Londres una costumbre que la conmovió profundamente: las madres inglesas parecían abstenerse de acariciar a sus hijos. Para ella, esto reflejaba una sociedad donde los niños ocupaban el último escalón de la jerarquía social, subyugados incluso por las mujeres. Eran considerados tan confiables como una espada rota, destinados a vivir en la sombra. Sin embargo, tres siglos antes, un influyente inglés, Tomás Moro, había proclamado que los niños merecían respeto y alegría en sus vidas.

Tomás Moro, un visionario de su época, amaba y defendía a los niños, compartiendo con ellos el anhelo de una vida llena de juegos y alegría. A pesar de su inspirador ejemplo, su influencia se perdió con el tiempo. Durante generaciones, y hasta hace relativamente poco, la ley permitía el castigo corporal en las escuelas inglesas. Los adultos tenían el derecho de corregir la presunta maldad infantil, castigando a las niñas con correas y a los niños con varas y cachiporras, en nombre de la moral social.

No fue hasta 1986 que finalmente se prohibieron estos métodos de castigo en las escuelas públicas inglesas, marcando un hito en la protección de los derechos infantiles y la erradicación de la violencia como método educativo. Sin embargo, persisten ambigüedades, ya que los padres aún pueden castigar a sus hijos de manera «razonable» y sin dejar marcas físicas evidentes.

Hoy en día, la sociedad se centra en garantizar que los niños crezcan en un entorno seguro y amoroso. La prohibición de la violencia en las escuelas fue un paso fundamental, pero el debate sobre el castigo en el hogar continúa. La sociedad busca un equilibrio entre la disciplina necesaria y la protección de los derechos infantiles, reconociendo que los niños merecen respeto y cuidado en su camino hacia la adultez. Esta evolución demuestra que la voz de Tomás Moro y su visión de un mundo donde los niños sean tratados con dignidad aún resuenan en la búsqueda de una sociedad más justa y protectora para las generaciones futuras.

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