El Sorprendente Origen de la Salsa de Tomate: De Medicina a Delicia
La salsa de tomate es un elemento común en muchas cocinas alrededor del mundo, pero su historia tiene un inicio verdaderamente sorprendente. ¿Sabías que al principio, esta salsa ni siquiera contenía tomates y se vendía como medicina?
En la década de 1830, en Estados Unidos, la salsa de tomate se introdujo como un medicamento gracias al doctor John Cook Bennet, quien popularizó la idea de que tenía propiedades beneficiosas para tratar problemas digestivos. La idea de utilizar el tomate con fines medicinales era novedosa en ese momento.
Fue en 1837 cuando Archibald Miles dio un giro interesante al negocio al comenzar a vender pastillitas de salsa de tomate, aprovechando la supuesta bondad de los tomates. Estos productos eran considerados una forma de obtener los beneficios del tomate de una manera más conveniente.
Para la década de 1850, la salsa de tomate ya se había alejado de su uso medicinal y había conquistado el paladar de la gente. Sin embargo, su proceso de transformación aún no había terminado.
Para evitar que la salsa de tomate desapareciera del mercado, los fabricantes comenzaron a agregar conservantes altamente dañinos. Como resultado, la salsa adquiere un color más amarillento que rojo, lo que llevó a la adición de un anticorrosivo para teñirla de rojo. Sorprendentemente, este anticorrosivo se utilizaba en el revestimiento de asfalto y, en concentraciones superiores al 5%, resulta ser altamente cancerígeno.
Lo curioso es que no termina aquí. Gran parte de la salsa de tomate se cocinaba en calderos de cobre, lo que provocaba una reacción química que la convertía en un líquido potencialmente venenoso.
A finales del siglo XIX, Henry J. Heinz intervino en la historia de la salsa de tomate y comenzó a producirla en masa. Para evitar el uso de conservantes dañinos, Heinz ajustó la receta drásticamente al aumentar la cantidad de azúcar y vinagre.
Así es como nació el kétchup, el catsup o la salsa de tomate, como prefieras llamarla: una salsa deliciosa con un pasado verdaderamente sorprendente. Aunque no la consideremos exactamente saludable, sin duda ha recorrido un largo camino desde sus inicios como medicina.
